Si tras los 5 o 6 años se observa que el niño sigue teniendo problemas a la hora de comunicar, es recomendable llevar a cabo un tratamiento con el fin de mejorar los problemas que se presentan en esa edad tan temprana y evitar que se convierta en una tartamudez episódica o fisiológica.
Aunque es recomendable no actuar antes de los 5 o 6 años tal y como se ha indicado anteriormente. A continuación, se muestras las situaciones en las cuales es recomendable acudir a un profesional: Si el problema se alarga durante más de 6 meses después de que el niño o la niña alcance los 5 años.
Si, además, de los problemas típicos de la disfemia se observan otros problemas, como una mala pronunciación de algunas letras o una modificación en el orden de las palabras. Si cada vez la persona tiende a repetir este problema de manera más frecuente.
Si se observa tensión en el hablante tanto a nivel físico como facial a la hora de intentar comunicar. Si tiene una dificultad clara a la hora de hablar. Si se observan problemas sociales tanto a nivel familiar como escolar, en edades tempranas o laboral en el caso de edades adultas.
Si el problema causa consecuencias emocionales en la persona tales como ansiedad, miedo o rechazo a hablar en público. Si, no habiendo tenido nunca problemas de este tipo, un adulto empieza a observar las causas típicas de esta afección. El mercado nos ofrece una serie de instrumentos que ayudan al logopeda cuando este tiene que detectar, evaluar y tratar al adulto que tartamudea y poder mejorar su problema.
A continuación, se presentan algunos de los instrumentos que suele usar el logopeda en la consulta.
Se encarga de analizar el tono o la intensidad que presenta el adulto al hablar.
Neumopolígrafo. Cada vez que el adulto pausa su discurso debido a un bloqueo o a la toma de aire el aparato mide y analiza las diferentes curvas de la respiración. Tests de lectoescritura. Estos tests ayudan al logopeda a analizar la capacidad de lectura y escritura del adulto.
Este instrumento se utiliza para contabilizar la velocidad de lectura en textos escritos y la producción de textos orales.
Gracias a las cámaras de vídeo se pueden observar los movimientos que realiza el adolescente tanto a nivel facial como corporal. Son útiles durante todo el tratamiento.
El sonógrafo es un aparato que mide la intensidad de los sonidos.
Cuentan las palabras que pronuncia adolescente en un periodo de tiempo concreto.
Este instrumento sirve para analizar la voz. En la actualidad se usa la informática ya que pone a disposición del profesional una serie de programas informáticos que ayudan a la detección de la tartamudez.
Otros de los protocolos a tener en cuenta son la duración de la tartamudez, es decir, desde cuándo el paciente ha observado estas limitaciones, y si esta puede ser genética, considerando antecedentes en progenitores o en hermanos.
Se analizan también tanto la parte física como psíquica. Con respecto a la parte física, se analizan los trastornos a la hora de articular, el retraso al pronunciar o las dificultades de respiración, y los movimientos en ojos, cuello y cara.
En los psíquicos se analizan los trastornos emocionales que pueda presentar el individuo tales como ansiedad, inhibición, comportamiento, si la asistencia al logopeda ha sido libre o forzada y su grado de comprensión del problema.
Hay que dejar claro que realmente no hay una cura mágica para el tartamudeo pero sí una variedad de tratamientos. Es un proceso muy complejo que no desaparece rápidamente. Tras la evaluación y el diagnóstico el logopeda valorará el tratamiento que mejor se pueda adaptar al paciente según sus necesidades.
Es decir, que un tratamiento puede ser muy útil para una persona pero que no ayude en absoluto a otra. Es por ello que no existe sólamente un tipo de tratamiento, a veces la combinación de varios tratamientos se convierte en la clave para la tartamudez.
Aquí es necesario un trabajo por parte del paciente (y los padres si es un niño) y el patólogo del habla o logopeda. Dentro de este plan entran en juego factores como el tiempo que se haya alargado en el tiempo el tartamudeo o si existen otros problemas en el paciente (problemas del lenguaje o del habla). Ante todo es primordial no reaccionar negativamente ante las dificultades a la que se enfrenta.
Tanto el adulto como el niño necesitan sentir apoyo y confianza en las personas que los rodean. El contracto visual es una de las piezas clave a la hora de conversar para poder así reforzar la conversación. El lenguaje no verbal, a través de sonrisas o gestos con la cabeza o las manos también son de gran ayuda.
En el caso de los niños es importante tener en cuenta el hecho de que la tartamudez puede desaparecer con el paso del tiempo.
Es más, en muchos casos los niños no empiezan una terapia desde el inicio, suelen dar a los adultos (tanto a maestros como a padres o tutores legales) herramientas y estrategias que faciliten al niño la práctica del lenguaje.
El logopeda suele evaluar a los pacientes a lo largo del tiempo antes de proponer un tratamiento, aunque este tiene que tener muy claro a la hora de discernir y no tomar decisiones demasiado tarde. El papel de los padres en este proceso es clave. Se puede dividir en dos procesos:
Proceso pasivo. Es importante que los padres se sientan tranquilos cuando escuchen a su hijo hablar prestando mucha atención en el mensaje que este quiere comunicar manteniendo el contacto ocular cuando se producen los bloqueos. Lo primordial es que los niños desarrollen una actitud positiva a la hora de comunicar y tengan la oportunidad de ser escuchados, aprovechando situaciones de euforia.
Proceso activo. Concienciar al paciente para que sepa que su comunicación es tan válida como cualquier otra persona. Utilizar temas que atraigan a la persona con tartamudez así se fomentara el que dicha persona forme parte de la conversación.
Y, ante todo, normalizar la situación, si quiere hablar del tartamudeo y de las dificultades que siente, se habla abiertamente y se aclaran las dudas que pueda tener. Darle un nombre a los sentimientos que siente y a sus frustraciones hará que tome conciencia.
La interrupción es la pieza clave que ha de ponerse en relieve en este punto. Evitar interrumpir al niño, terminar las frases o responder corrigiendo lo que este dice para hablar de una forma lenta y relajada. Retirar el contacto ocular cuando se produzca el bloqueo se ha de evitar por completo.
Las rutinas y horarios cambiantes en una atmósfera ruidosa tampoco beneficiarán al paciente en absoluto. Con respecto al diálogo, es importante evitar los turnos de palabra rápidos en la conversación porque así acotamos demasiado el tiempo que tiene el paciente para intervenir.
Con estas técnicas se consigue que el niño no sienta nervios, agobio o presión será muy probable que se empeore la situación y el habla se haga mucho más difícil. Existen diferentes tratamientos pero, a continuación, presentamos los más habituales.
Esta terapia ayuda tanto a los niños como a los adultos a minimizar los síntomas de la tartamudez. Estas terapias lo que pretenden es que el paciente se autorregule a través del control de la respiración, de la velocidad del hablar o una técnica en la que empiezan a hablar dando respuestas cortas y cada vez dan respuestas más complejas.
Este tipo de terapia se centra en el adulto. A través de estos grupos los adultos aprenden a encontrar técnicas y herramientas que los ayudan a enfrentar los desafíos de la tartamudez
Existen una serie de dispositivos que mejoran la fluidez en el lenguaje aunque no está claro si realmente ayudan a largo plazo, no hay datos suficientes que lo respalden. Una de las principales consecuencias son los efectos secundarios.
El siglo XXI nos ha dotado de un mundo de tratamientos digitales. Existen una serie de aplicaciones móviles y programas que pueden ser usados en un smartphone o teléfono inteligente. El principal objetivo de estas Apps es conseguir que el paciente llegue a usar esta estructura: hablo – oigo – creo una frase – digo la frase.
Hay muchos métodos que ayudan al tratamiento del tartamudeo. En la mayoría de casos el paciente interactúa con la aplicación usando la retroalimentación: habla en un micrófono y escucha a través de unos auriculares su propia voz pero tras haber sido procesada de una manera concreta.
Existen muchas aplicaciones pero las más comunes son las siguientes: Enmascaramiento de la retroalimentación auditiva. Este término ha sido traducido del inglés “Masking Auditory Feedback”. Se usa ruido blanco o ruido del discurso del propio hablante.
Esto se debe a la creencia de que las personas con tartamudez tienden a tener más fluidez cuando no se escuchan a ellos mismos.
Conexión visual inversa. La principal característica es que se reflejan las características del habla del paciente en una pantalla.
Gracias a eso el usuario puede controlar su voz de manera eficaz.
Retroalimentación auditiva de frecuencia retardada. El término se ha traducido del inglés “Frequency-shifted Auditory Feedback”.
En esta aplicación lo que se modifica en la frecuencia del rono de voz del interlocutor con la voz de la persona con tartamudez.
Retroalimentación auditiva retardada. Traducido del término en inglés “Delayed auditory feedback”.
Este método consiste en ralentizar la voz del usuario que va desde un micrófono hasta unos auriculares con un breve retraso (no más de unos milisegundos).
Lo que se pretende es que los tartamudos sostengan las vocales y disminuyan la velocidad del habla. Una vez que la persona con tartamudez lo ha usado durante largos periodos se sintoniza para disminuir los milisegundos de manera que al final la velocidad de habla se vuelve habitual.
No existe un medicamento para tratar la tartamudez. El tartamudeo en la mayoría de casos (en la edad adulta) no desaparece en su totalidad pero el profesional puede proponer soluciones a través de técnicas para que el paciente mejore sus relaciones sociales y laborales gracias a una comunicación más fluida, clara y eficaz.
Tanto el paciente como las personas que lo apoyan han de tener en cuenta que la recuperación va a ser un proceso largo y muy gradual, de ahí que las personas que apoyan al paciente deben hablar abiertamente sobre la tartamudez y ser pacientes y respetuosos.
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