Si buscamos en la Real Academia Española qué es la tartamudez, encontramos literalmente escrito «cualidad del tartamudo”. Además de tartamudez, podemos escuchar en el lenguaje hablado otros términos tales como balbuceo, disfluencia, falta de fluidez o disfemia en el habla. La persona que tiene esta afección es conocida como tartamudo o tartamuda.
La tartamudez no siempre se ha contemplado cómo se hace ahora. Históricamente, ya desde los inicios, la tartamudez se consideraba una incapacidad para poder mantener la velocidad con la que fluían las ideas.
Dicho concepto se mantuvo hasta el siglo XIX y, de hecho, entonces se consideraba un problema físico y en muchas ocasiones sometían a las personas tartamudas a operaciones de lengua e incluso de las vías respiratorias o garganta.
Sin embargo, desde la perspectiva psicoanalítica, Freud consiguió modificar la idea anterior y fue cuando empezó a relacionarse con ideas de la psique, como el reflejo de los deseos de la persona que no habían salido al exterior y se habían quedado reprimidos.
Actualmente se estudia y se investiga la tartamudez desde otras perspectivas, normalmente se analiza desde los campos de la neurolingüística, la genética, la neuropsicología y la foniátrica. De hecho, se plantean estudios con neuroimagen funcional.
Actualmente se calcula que hay unos 40 millones de tartamudos o personas con disfemia alrededor del mundo. La tartamudez o disfemia consiste en un trastorno a la hora de hablar caracterizado por interrupciones involuntarias (se denominan disfluencias o disritmias) del habla que afectan a la fluidez de esta.
Esto hace que la fluidez del habla se vea alterada a pesar de que la persona que quiere pronunciar las palabras tenga claro cómo se pronuncian. Es decir, estas dificultades son involuntarias y aparecen en el individuo de manera inusual.
Su origen es una interacción entre varios factores: ambientales, lingüísticos, fisiológicos y del desarrollo. Se ha confirmado que suele haber un funcionamiento irregular en el hemisferio izquierdo, centrado en los centros del habla, de ahí que se tienda a compensar con uno del hemisferio derecho.
Es decir, saben lo que quieren decir pero se les presenta un problema a la hora de expresarlo verbalmente. Esta afección suele empeorar en los casos en los que las personas que la padecen se encuentran en situaciones tanto positivas como negativas.
Un ejemplo de situación positiva, puede ser, entre otras, un alto grado de emoción. En cambio entre las situaciones negativas o inusuales se encuentran las situaciones de estrés, de cansancio, de agobio o apuro.
En situaciones cotidianas, como en el caso en el que una persona tenga que enfrentarse a un público amplio a la hora de hablar a través de un teléfono, esta afección crece de manera exponencial.
La tartamudez es una discapacidad con bastante estigma ya que puede haber casos en la sociedad en los que las personas relacionan este trastorno con una inteligencia baja o se puede llegar a cuestionar la habilidad emocional que tiene la persona que tartamudea.
Las personas que tartamudean suelen sentir miedo, ansiedad, vergüenza o frustración. Es curioso añadir que las personas con disfemia en situaciones distendidas, cuando cantan, al hablar consigo mismas o al hablar a la vez que otras personas (al unísono) no tienden a ese tartamudeo o, al menos, este se ve mucho más reducido.
El dia 22 de octubre se celebra el Día Mundial sobre la Concienciación de la Tartamudez, hubo una asociación clave para promover dicho día; la ISAD (Asociación Internacional De Tartamudos).
La tartamudez o disfemia se puede manifestar a través de muchas características e incluso en el mismo individuo se pueden observar diferentes síntomas a lo largo de un mismo día. Cabe destacar que normalmente se dan varias vertientes en el individuo:
A veces se observan vertientes verbales en las que se tiende a la repetición de las distintas partes de una palabra, de determinados sonidos o de una palabra completa; a veces se alargan las diferentes sílabas o sonidos mediante una pausa que puede darse al iniciar bien sea una conversación o, una vez comenzada, al iniciar determinadas palabras o construcciones más complejas, tales como frases u oraciones.
Las muletillas son muy habituales también, en ese caso la persona tiende a usar “eh”, “mm”, “ah” antes de pronunciar la siguiente palabra. Por el contrario, el silencio es otra de las vertientes tanto al inicio de algunas palabras como en algunas sílabas.
En muchos casos la tartamudez también se manifiesta a través de vertientes no verbales. Las personas tartamudas o con disfemia suelen expresar, a través de un lenguaje no verbal, cierta tensión en el cuerpo a la hora de intentar expresarse, entre otros, suelen cerrar los puños.
A veces, además, se observan movimientos faciales, tanto a nivel general, como tics o movimientos bruscos con la cabeza, como a nivel más concreto: a nivel ocular, a través de parpadeos rápidos; a nivel bucal, a través de movimientos bruscos con la mandibula o temblores labiales.
Hay casos en los que las personas con disfemia sienten ansiedad a la hora de querer comunicarse y se ven cohibidos en situaciones comunicativas, pues se trata de situaciones en las que quieren expresarse pero, sin embargo, notan una limitación.
Tener que hablar o exponer ante un grupo de personas siendo el centro de atención o tener que hablar por teléfono son buenos ejemplos de situaciones a las que se enfrentan diariamente las personas con tartamudez.
En una minoría de niños o niñas (aproximadamente el 25% de casos), este problema persiste y se mantiene hasta la edad adulta, ahí es cuando normalmente la tartamudez se convierte en un trastorno que afecta su vida para siempre…
La disfemia tónica es un subtipo de la tartamudez que está caracterizada por una serie de interrupciones que tienen su causa en los espasmos. Dichos espasmos afectan a diversos grupos musculares que están relacionados con la fonación, lo que supone un bloqueo del habla.
En estos casos se puede observar que la persona que los sufre se siente rígida, en silencio y con tensión ya que esta trata de resolver el bloqueo con mucho esfuerzo y esto se traduce en una intensificación del tono muscular y da lugar a un habla explosiva y violenta. Es el tipo de tartamudez con peor diagnóstico.
Este tipo de tartamudez es el más común, combina tanto la disfemia tónica como la clónica. Es muy difícil encontrar a una persona que solo tenga tartamudez clónica (se caracteriza por las repeticiones de sílabas y palabras completas, abunda más en casos de consonantes que de vocales.
En concreto, si la letras es oclusiva o se encuentra al inicio de la palabra se repite incluso más) o tónica (está caracterizada por una serie de interrupciones que tienen su causa en los espasmos.
En estos casos se puede observar que la persona que los sufre se siente rígida, en silencio y con tensión) pues la mayoría tiende a combinar los dos tipos.
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